El 10 salió entre lágrimas del campo, pero terminó la noche feliz.
sehabladeportes.com - 15 de julio
Lionel Messi, el astro rosarino, ha vuelto a hacer historia con la selección argentina al levantar otro título, probablemente en su último partido de Copa América. La victoria llega con sabor agridulce, ya que Messi tuvo que abandonar el campo debido a una lesión, dejando el partido entre lágrimas y desconsuelo, fiel reflejo de su espíritu competitivo.
La final contra Colombia fue un encuentro reñido, con una ligera ventaja para el equipo cafetero, aunque sin un claro dominio. Colombia mostró más agresividad en ciertos tramos del partido, poniendo en aprietos a la defensa argentina. Sin embargo, la selección argentina, incluso sin Messi en el campo, mostró su resiliencia.
Fue en el segundo tiempo suplementario cuando Argentina encontró la manera de marcar el gol que les dio la victoria. Este tanto crucial, producto de una jugada colectiva de los que ingresaron desde la banca, permitió a la albiceleste alzarse con el título continental por segunda vez consecutiva y apenas dos años después de ganar la Copa del Mundo.
Con la cabeza fría y la mano en el corazón, la pregunta sobre si Messi fue el líder futbolístico de este equipo puede tener una respuesta no tan simple. A sus 37 años, Messi ya no es el jugador deslumbrante de antaño, pero su influencia sigue siendo innegable. Analizar su rendimiento en esta Copa América revela un panorama complejo sobre su rol en el equipo.
En el partido inaugural contra Canadá, Messi brilló como la estrella indiscutible en un encuentro que resultó ser más complicado de lo que las estadísticas indican. Su habilidad para desequilibrar y generar juego fue fundamental para superar a un rival que se mostró más competitivo de lo esperado. En ese partido, Messi demostró que, a pesar de su edad, aún puede ser decisivo en momentos clave.
Sin embargo, el torneo también mostró los altibajos de un Messi que ya no puede sostener la misma intensidad durante todos los partidos. Contra Chile su rendimiento fue bueno, aunque limitado, y fueron sus compañeros quienes se destacaron en ese encuentro. Messi sufrió un golpe que fue precisamente lo que lo limitó e incluso lo dejó fuera del partido contra Perú, el cual curiosamente fue en el que se vio el mejor desempeño de Argentina en el torneo hasta la gran final. La ausencia de Messi en ese partido permitió ver una Argentina capaz de adaptarse y brillar colectivamente.
En los cuartos de final frente a Ecuador, la selección tuvo una actuación pobre, y Messi no fue la excepción. El partido fue un desafío inesperado, ya que el cuadro tricolor supo plantarle cara a la campeona del mundo, llevando el encuentro a una definición por penales. En esta instancia, el máximo héroe fue Emiliano 'Dibu' Martínez, quien detuvo varios disparos ecuatorianos, mientras que Messi fue el único albiceleste que malogró su penal. Este momento difícil subrayó la vulnerabilidad de Messi, pero también la fortaleza de su equipo para superar las adversidades.
En las semifinales contra un rival conocido como Canadá, Messi volvió a ser desequilibrante, aunque nuevamente no fue el factor decisivo del grupo. Esa responsabilidad recayó en jóvenes talentos como Julián Álvarez, Enzo Fernández y Rodrigo De Paul. No obstante, en esta instancia Messi anotó su primer y único gol del torneo, aunque con algo de fortuna encontrando el balón en el área chica.
Comparar a este Messi con el de años anteriores sería injusto. Los años pasan y el físico no es el mismo, pero su influencia y liderazgo siguen siendo cruciales. Messi puede que ya no sea necesario en el campo durante los 90 minutos, pero sigue siendo el corazón del equipo, el líder que soportó derrotas, críticas e insultos, y que inspiró y elevó el nivel de sus compañeros. Su presencia en el equipo es un pilar fundamental, no solo por su talento, sino por su capacidad para motivar y guiar a los demás.
Este título de Copa América, posiblemente su último con la selección es un tributo a su legado y liderazgo. A lo largo de su carrera, Messi ha demostrado ser un ejemplo de perseverancia, dedicación y amor por la camiseta argentina. Su trayectoria está marcada por momentos de gloria y desilusión, pero siempre con la constante de su compromiso inquebrantable con el equipo.
Con la mirada puesta en la Copa del Mundo 2026, Messi podría tener su último baile con la albiceleste, cerrando un ciclo glorioso en su carrera internacional. Si bien su rol en el campo ha cambiado con el tiempo, su importancia para el equipo y para el fútbol argentino permanece intacta. Messi se despide de la Copa América con un título bajo el brazo, pero su legado y su impacto en el fútbol continuarán inspirando a futuras generaciones que defenderán el manto argentino.
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